sábado, 6 de agosto de 2011

EL BANQUETE DE BODAS


La boda se celebró entre las emocionadas lágrimas de Maruja y los chismorreos de las cotillas. Pepito estaba un poco trompa, había pasado la noche de juerga con Monique y había abusado de la bebida. El día no era especialmente feliz. Solo pensar en el suculento negocio que hacia con la boda, le levantaba el ánimo.
Las meretrices de La Pupeé habían acudido en tromba a ver casarse a Pepito y solo la firmeza del párroco impidió que montaran el número dentro del templo.

El ágape nupcial tuvo lugar en el cortijo de la familia. Habían encargado el menú en Casa Natalio, un restaurante bastante aceptable que se dedicaba a las celebraciones. Todos quedaron encantados con las exquisiteces servidas. ¿Todos?, ¡no! : como siempre, Virtudes y Milagros lo criticaron todo con saña, como era de esperar. El menú estuvo compuesto por; entremeses y  aperitivos variados, regados con vinos de la casa, lenguado meniere, solomillo a la pimienta con guarnición y postres variados, además de la hermosa tarta de boda encargada en el obrador de Doña Merceditas, el mas chic de la comarca. Luego hubo barra libre de bebidas y baile y jarana hasta el amanecer, terminando con chocolate y tejeringos.


A la hora de partir el pastel de bodas Pepito ya estaba trompa perdido. Apenas se tenía en pie. Todos apostaban en silencio cuanto tardaría en caerse al suelo, tal era la borrachera que  cogió. Como pudo, aguantó el momento de partir la tarta y las pertinentes fotos, pero a la hora de abrir el baile con la novia ya no se pudo levantar. La pobre Maruja tuvo que salir a la pista con su padre, que no tenía ni el más mínimo sentido del ritmo y en su vida había bailado un vals. Aquello fue la rechifla general y la novia estuvo a punto de salir corriendo. Gracias a su tía Filomena que salvo la situación como Dios le dio a entender, y ordenó a los músicos que tocaran la konga rápidamente. Esto originó que la gente saltara a la pista, cosa que fue aprovechado por la novia qué dejó el baile y se retiró lo más rápidamente que pudo.

Maruja se dispuso a buscar a su ya marido,  y lo encontró durmiendo la mona en una habitación de la casa. Muy azarada dispuso que se quedara allí dentro hasta que se despejara y cerró la puerta con llave. Ella no estaba dispuesta a servir de más choteo a la concurrencia y por supuesto no quería renunciar a su  noche de bodas.
 Para espabilar a Pepito mando al padrino que le llevara café bien cargado y que bajo ningún pretexto le dejara beber más alcohol.
Cuando todos los invitados se hubieron marchado Maruja y Pepito  se trasladaron a su nueva casa donde iban a pasar su primera noche de casados. Al día siguiente tenían previsto marcharse a un balneario a  empezar su luna de miel. Habían elegido el Balneario de Lanjarón que estaba muy de moda, en esa época  por la bondad de sus aguas medicinales. continuará.....















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