lunes, 15 de agosto de 2011

EL DESENLACE



Maruja se enteró por Heliodoro del triste final de su marido. No se alegró. Rezó por él y lamentó la muerte de una persona tan joven. Pero por otro lado sintió un gran alivio al comprobar que era libre de nuevo para rehacer su vida. 




Ella era muy admirada en sociedad. Su belleza y exquisitos modales, amén de su gracia y desparpajo, tenían encandilados a varios jóvenes que ignoraban su drama personal. Maruja trataba amablemente a todos, pero sin hacer concesiones que pudieran dar lugar a equivocaciones y malos entendidos. 




Mantenía a sus pretendientes a distancia, y esto le granjeó fama de altiva. Nada más alejado de la realidad. Ella no quería iniciar ninguna relación sentimental porque no era libre y huía de más problemas en su vida.


 Así que, cuando se supo liberada del yugo matrimonial, fue cuando empezó a disfrutar y a aceptar el galanteo de sus múltiples admiradores.
Un día recibió un telegrama urgente de Heliodoro en el que le comunicaba que su padre se encontraba gravemente enfermo. Le contó que, la llamaba a todas horas en su delirio y que posiblemente no duraría mucho.




Maruja sin pensarlo dos veces, hizo su equipaje y en compañía de Doña Polonia se puso en camino hacia su pueblo. Cuando llegaron a este en el carruaje de la dama, los lugareños atisbaban por las ventanas para enterase bien quienes eran. Fue Virtudes la primera que lo vio. 




Salio corriendo como si de un heraldo se tratara, voceando a todo el mundo para que no perdieran detalle. Pronto un gran numero de niños y grandes salieron corriendo detrás del vehículo para no perderse nada.
Cuando el carruaje paró en la puerta de Antonio y vieron bajar a las dos hermosas y bien vestidas señoras, todos empezaron a especular quienes serian. Fue Milagros quien se dio cuenta de que una de ellas le resultaba familiar.




La curiosidad las carcomía sin saber quienes eran. Cuando llamaron a la puerta y apareció Filomena, observaron como la más joven de las dos se arrojaba a sus brazos y emocionada la llamaba tía. 




La buena señora se quedó sin habla, pero la intuición le dijo que aquella esplendorosa joven que llamaba a su puerta era su desaparecida sobrina.Muy emocionada la abrazó con fuerza y ambas rompieron a llorar mansamente, delante de todo el pueblo concentrado en la plaza.
Maruja entró en la casa y se dirigió hacia la habitación donde su padre languidecía de tristeza y soledad. Se acercó al lecho y se sentó a su lado cogiéndole una mano. Antonio, que tenia los ojos cerrados los abrió al sentir el suave contacto, y en su delirio creyó estar en el cielo ante un hermoso ángel. 




Cuando oyó a su hija llamarle padre, creyó que ya estaba con Dios. Cerró los ojos de nuevo y solo la presencia de su hermana Filomena que le llamaba, le hizo abrirlos de nuevo. Fue entonces cuando se dio cuenta que no estaba en el cielo, pero el hermoso ángel seguía a su lado llorando emocionada.
  


Cuando oyó a la hermosa joven decirle ¡padre perdóname! un momento de lucidez le hizo comprender que aquella era su hija desaparecida. Se incorporo en el lecho y con voz ahogada le dijo:¡Hija mía!¡ perdóname tu a mi!, Dios se ha apiadado de mi y me ha permitido verte antes de morir.
Fue un encuentro desgarrador, todos los presentes lloraban dulcemente. Maruja y su padre no dejaban de abrazarse y besarse , llorando y riendo al mismo tiempo.






El Medico avisado por Heliodoro entro en la casa y cuando vio a su paciente, comprobó que sus temores eran infundados. Aquella aparición inesperada de su hija parecía haberle devuelto la salud.
En los días sucesivos Antonio ya se pudo levantar y dar cortos paseos del brazo de su hija que le contó todo lo transcurrido en aquellos años de ausencia.




Antonio recobró lentamente  la salud, especialmente la del alma al recobrar a su hija y comprobar como ésta se había sabido sobreponer a todas las vicisitudes y adversidades que el destino le puso en su camino con tan pocos años. Maruja había sabido superar su error de juventud, y salir adelante de una manera ejemplar.




Las malas lenguas del pueblo tuvieron tema de conversación para los días sucesivos.
Heliodoro, asistió desde su farmacia a todos los sucesos de los días pasados. No había vuelto a ver a Maruja desde, los días posteriores a la muerte de Pepito. Sabia que no era el momento adecuado para hablarle de sus sentimientos. Su amor por ella era arrollador pero quería ser correspondido de la misma forma. Un día recibió la visita de su amada en la botica. Maruja también se había dado cuenta de los sentimientos del joven y algo en su interior le decía que era el hombre de su vida. 






Muy serena le dijo si podían hablar y Heliodoro la hizo pasar a la rebotica. Una vez solos muy dulcemente le pregunto si la quería. Heliodoro la miro a los ojos y con voz queda le contestó: Te adoro. Fue todo lo que hablaron. Se fundieron en un largo y dulce beso, en el que su amor se abrió como un volcán en erupción. En ese momento los dos se entregaron su alma y su futuro.


FIN

domingo, 14 de agosto de 2011

EL OCASO DE PEPITO "EL GUAPO"


Maruja quedó muy afectada por las confidencias de Heliodoro. Ella amaba a su padre, pero no podía perdonarle su engaño y doble vida. Muy afligida, le pidió consejo a su amiga y mentora Doña Polonia. Esta, mujer buena donde las haya, la escucho pacientemente haciéndose cargo de su dilema y prometiendole que ella le ayudaría en todo. Su apoyo era incondicional y su cariño verdadero. La dama no había tenido hijos y le tenia un cariño especial como si de su hija se tratara. Aquella noche en la soledad de su alcoba, estuvo pensando cual seria la solución mas acertada para hacer saber al afligido padre, que su hija estaba bien sin descubrir su paradero.¡Por fin!, ya con las claras del alba, se le ocurrió una idea que podría dar resultado.

PEPITO Y SU BOTELLA

 Al día siguiente hizo participe a Maruja de su plan y a esta le pareció una gran idea. No quería que su padre siguiera pensando que a ella le había sucedido algo grave. El castigo recibido ya le parecía suficiente. Era buena y generosa y en el fondo ya le había perdonado.
Para poner en marcha el plan trazado necesitaban la colaboración de Heliodoro. La mujer ya se había dado cuenta de los sentimientos que tenia hacia su protegida y había comprobado su discreción.
 Le escribió una carta citándole e indicándole que era importante, y allí se presento el Boticario con cierta premura, pues pensó que ocurría algo grave.
Doña Polonia le encomendó hablar en privado con Antonio, y comunicarle que su hija estaba viva y en perfecto estado.Le haría prometer que no intentaría ponerse en contacto con ella y que esperaría pacientemente las noticias que su hija le hiciera llegar.

PEPITO

Heliodoro regresó al pueblo e inmediatamente se puso en contacto con Antonio. Le comunico con mucho tacto que se había encontrado a su hija por casualidad, que la había encontrado bien, no haciendo mención de su nuevo aspecto. Al buen hombre casi le da un síncope de la alegría, e intentó a toda costa saber más, pero el Boticario le manifestó que no podía contarle nada, porque nada más sabia, y que así lo había prometido.






Pepito "el Guapo" se había gastado una fortuna con Adele. La había llevado de viaje a lo largo y ancho del país y algunas partes del extranjero. Gastaron sus últimos caudales en una visita a París donde pasaron dos meses viviendo a todo lujo en el Hotel Ritz. A su vuelta al pueblo Pepito comprobó horrorizado como ya no quedaba nada del patrimonio de Maruja. La casa conyugal era lo único que quedaba y estaba embargada. El muy canalla recurrió a su suegro en demanda de ayuda, pero éste no le quiso ni abrir la puerta. Desesperado y sin dinero pronto fue abandonado por Adele, que ya andaba enredada con un tratante de ganado.
HOTEL RITZ
 Empezó a beber y a jugar a la ruleta. Se desprendió de lo poco que le quedaba, y pronto fue ignorado por aquellas mujeres que tanta atención le prestaban cuando estaba en la cima. Sus amigos de francachelas le evitaban descaradamente, y su deterioro físico se puso en evidencia, en un corto espacio de tiempo. Fue desalojado de la casa, y quedó en el arroyo. Una prima suya le facilitaba algo de ropa y comida de vez en cuando, y el otrora guapo galán que enamoró a Maruja, se convirtió en una piltrafa humana dominado por sus vicios.Una oscura noche de Diciembre cuando volvía a la humilde pensión donde vivía, cayo de bruces fulminado por un ataque al corazón. Habían pasado seis años desde su boda y parecían treinta.

 Aquel fue el triste final de aquel bello ejemplar de hombre, que tan mal supo gestionar los dones que Dios le dio. Maruja quedó viuda y libre de aquel yugo inmerecido que la vida le deparó, que tanto daño le hizo, y que tan cruel fue con ella.....continuará

sábado, 13 de agosto de 2011

LA METAMORFOSIS



Antonio "el  Borrego", quedó desolado con la desaparición de su hija. Su hermana Filomena no soltó prenda a pesar de las presiones que sufrió, entre otras causas porque ella también desconocía el paradero de Maruja.


Pepito"el Guapo", sintió un gran alivio con la ausencia de su mujer. Se instaló en el domicilio conyugal y se dedicó a dilapidar alegremente el patrimonio de la ausente. Antonio no podía hacer nada al respecto. Las Leyes de aquellos tiempos trataban así a las mujeres; como si fueran eternas menores de edad. Sus maridos eran dueños de gastarse sus bienes sin dar explicaciones. A eso se dedicó Pepito, que para tener contenta a su querida le había puesto un coqueton pisito, retirándola del negocio. Ella le dedicaba sus atenciones en exclusiva y aquello le costaba una pasta gansa. Pronto empezó a desprenderse de algunas tierras, vendiéndolas por cuatro cuartos, para conseguir dinero en efectivo y darle todos los caprichos.

ANTONIO "EL BORREGO"


Antonio veía con estupor como el patrimonio que había legado a su hija desaparecía. Estaba extremadamente arrepentido de su vida pasada y de los errores cometidos. Añoraba a su hija y se desesperaba sin recibir noticias suyas.


Nadie sabia donde estaba, nadie recibió una carta de ella haciendole saber que estaba bien. Ni siquiera su querida tía fue una excepción. Solo Don Heliodoro el Boticario estaba enterado de su paradero, pero él había dado su palabra a Maruja de no rebelar su secreto, y la cumplió a rajatabla.

HELIODORO Y MARUJA




En el pueblo se dijo de todo: Las cotillas lanzaron el bulo de que había muerto asesinada por unos forajidos. Luego cuando pasado el tiempo no aparecía cadáver alguno, dijeron que se había fugado con un viajante y así sucesivamente. La última mentira que dijeron, fue que se había metido a monja en el Convento de las Carmelitas de la Capital. Antonio, su padre que la buscaba sin descanso, recorrió todos los conventos de la comarca, pues tenia la esperanza de encontrarla refugiada en alguno.



Amargado y desesperado por todo lo ocurrido, especialmente por la desaparición de su hija, el hombre envejeció prematuramente. Dedicaba todo su esfuerzo y fortuna a remediar en lo posible el mal causado. Para ello dejó de visitar a Fifí, entregándole una cantidad de dinero para que se retirara del oficio. La meretriz que en el fondo era una buena persona, entendió la nueva situación y acepto de buena gana aquel dinerito que le solucionaba la vida si era cuidadosa. Dejó la Pupeé y se estableció en la capital donde puso un kiosco de chucherías que le permitía vivir decentemente. Siempre guardo cariño y agradecimiento a Antonio por este hermoso gesto que tuvo con ella.


Heliodoro viajaba frecuentemente a la capital. Vio como Maruja mejoraba y asistió conmovido a su cambio físico. El patito feo se estaba convirtiendo en un adorable y esbelto cisne, y lo que era más importante; se la veía feliz y contenta de nuevo. Solo algunas veces cuando creía que nadie la miraba, una sombra de tristeza , se percibía en su semblante. Heliodoro intuía que alguna pena quedaba todavía en su interior.

MARUJA TOCANDO EL PIANO


Poco a poco se fue enamorando de ella de una forma total y sin esperanza. Sabia la situación de la muchacha y todos los impedimentos que había. No quería confesarle su amor por delicadeza, pero consiguió su amistad y ambos disfrutaban hablando de música, poesía y viajes. Un día Heliodoro se atrevió a contarle el calvario que estaba pasando su padre, creyéndola perdida para siempre. Le habló de como había envejecido y lo arrepentido que estaba.También le contó que había dejado a Fifí  y lo que estaba sufriendo con su ausencia. Le relató todos los esfuerzos que hacia para encontrarla. Esto ultimo la conmovió. Ella había llegado a pensar que no la quería nadie a parte de su tía Filomena. Pero no quiso decirle nada del felón de su marido para no entristecerla...continuará

viernes, 12 de agosto de 2011

LA HUÍDA



Una vez ultimado su plan, Maruja salió de su casa una fría noche de Enero más decidida que nunca a cambiar su vida. Salió sin que nadie la viera y emprendió la huida de aquel pueblo cruel, donde tan feliz y tan desgraciada había sido en tan corto espacio de tiempo. Solo llevaba una pequeña maleta donde guardaba algunos de sus objetos más queridos, algo de ropa y un poco de dinero que le había dado su tía. No quiso llevarse gran cosa ya que quería empezar de nuevo, y no quería llevar nada que le recordara su anterior vida.




 Empezó a caminar por el oscuro camino, muerta de frió y de miedo, pero  decidida a empezar de nuevo con firmeza y determinación. 
Su decisión de salir de madrugada estaba motivada por la necesidad que sentía de que nadie se enterara de su partida. Su padre nunca lo hubiera permitido, y su marido asustado por su decisión de no verlo más, no había dejado de darle la lata. El canalla temía que su fuente de ingresos desapareciera. Ni siquiera Filomena sabía el día en el que su sobrina iba a marcharse del pueblo, ya que ésta no quería bajo ningún concepto que sus planes se frustraran. 
Así que, aquella madrugada fría y ventosa, Maruja salió a hurtadillas de su casa firmemente decidida a pasar aquella página de su vida y a no consentir que algo similar volviera a sucederle.


DON HELIODORO DE LA CUEVA


 A la llegada del alba solo había recorrido un escaso trecho por el boscoso camino. La nieve comenzó a caer mansamente, dificultando su marcha, apenas avanzaba y temerosa de ser descubierta se esforzaba por poner la mayor distancia posible.
Con las primeras claras del día oyó a lo lejos el traqueteo de un carruaje. Éste se acercaba, y ella no tenía fuerzas para correr y alejarse. Pronto fue alcanzada por el vehículo y comprobó horrorizada que en el mismo viajaba el boticario del pueblo.


MARUJA Y SU NUEVA IMAGEN


Don Heliodoro de la Cueva era un joven apocado y tímido con las mujeres. Huérfano de padre se había criado con su marimandona madre y sus dos hermanas pequeñas a las cuales sirvió de figura paterna. Rodeado de tantas mujeres el muchacho creció entre tules y frufrús, lo que a los ojos de los rústicos pueblerinos le daba aspecto afeminado. Nada más lejos de la realidad. Era un joven inteligente y culto, que hizo sus estudios de farmacia en tiempo record y se hizo cargo del negocio familiar: Cuidaba con esmero a su familia y en su interior aspiraba a casarse y fundar su propia familia.
Se quedó muy sorprendido al ver a Maruja a la que conocía someramente. Paró el carruaje y se dispuso a ofrecerle ayuda. Maruja aterida de frío, optó por aceptar su ofrecimiento y con gran esfuerzo subió al interior. Amablemente Heliodoro le ofreció una manta de viaje y algo de caldo caliente que portaba en un termo. Ya mas reanimada, Maruja se vio en la obligación de darle las gracias y alguna explicación. Cuando empezó a hablar su voz se quebró ahogada por los sollozos y el muchacho conmovido, la intentó consolar como pudo. Conocía por las habladurías de la gente la tragedia de la joven y de pronto se dio cuenta de que ella estaba huyendo.
DOÑA PURA DE LA RIVA


 Con una madurez propia de una persona de más edad, se hizo cargo de la situación y se ofreció a llevarla donde ella quisiera, haciéndole la firme promesa que nunca revelaría a nadie aquel encuentro. Maruja, agradeció el ofrecimiento y creyó en su promesa de no revelar su secreto, y fue así como la llevó hasta la capital. Una vez allí y viendo a la joven perdida y sin saber que hacer, le preguntó cuales eran sus planes. Ella no sabia muy bien que hacer y el joven viendo su incertidumbre la trasladó  a casa de una viaja amiga de su familia que tenia una pensión.


MARUJA


 Doña Pura de la Riva era viuda de un militar. Había quedado algo desamparada, a la muerte de su marido y se ganaba un dinerito alquilando habitaciones a señoras de buena familia. Dio la bienvenida a su casa a Maruja, y pronto se dio cuenta del estado de ánimo de la muchacha. Bondadosa y paciente esperó a que fuera ella quien diera el primer paso y un día en el que la encontró llorando amargamente, la abrazó con afecto y la consoló como si de su propia hija se trata. Poco a poco Maruja se fue abriendo y le contó toda su historia. Doña Pura, mujer práctica donde las haya, la tomó bajo su tutela y se dispuso a pulirla y sacar a flote todo su potencial. Lo primero que hizo fue ponerla a dieta. Una vez fue mejorando su aspecto, la llevo a una modista amiga suya para que la vistiera más adecuada a su edad. La pulió y presento a sus amistades para que fuera adquiriendo soltura y confianza en si misma, y poco a poco aquella muchacha destrozada y obesa se fue transformando en una joven muy atractiva, con una estupenda figura y unas maneras exquisitas.
DOÑA POLONIA CAPILLA
Tal fue su cambio que nadie que la hubiera conocido en su anterior vida, la hubiera reconocido. Estaba delgada y espectacular. Doña Polonia Capilla, amiga de Doña Pura se apiadó de la muchacha y la enseñó a vestirse y a peinarse. Le dio seguridad en si misma y junto a Doña Pura pasaron a ser los pilares fundamentales de su nueva vida.
Habían pasado tres años y sus heridas estaban cicatrizando. Parecía otra persona, siempre sonreía y se la veía llena de alegría. Doña Polonia la contrató como dama de compañía y la llevaba a todas partes donde era invitada. Viajaban con frecuencia a Madrid y también pasaban algunos periodos en Santander donde la dama tenia una casa... Continuara

jueves, 11 de agosto de 2011

EL DESENGAÑO

ADELE " LA JAQUITA"
Maruja sufrió la más terrible de las decepciones, cuando comprobó que su marido no volvía al hogar. Su padre que fue a visitarla la encontró llorando e intentó consolarla aunque él sabia muy bien donde estaba su flamante yerno.También  había visitado la noche anterior a su Fifí y lo había oído llegar a la Pupeé. Oyó como le recibían con grandes gritos de alegría. Sabían que ahora que había entrado en una familia pudiente tenían que mimarle, para sacarle bien los dineros. Por esas fechas había llegado al prostíbulo una nueva meretriz, francesa autentica,  llamada Adele " la Jaquita". Esta era una exuberante mujer con mucha escuela en artes amatorias, y unos modales muy refinados. Todos los varones del pueblo andaban revueltos, con la llegada de esta mujer, y la mayoría visitaban el local a espaldas de sus esposas. Incluso los más virtuosos cayeron en la tentación de conocer a la Jaquita. El apodo le venia por un numerito que practicaba a sus clientes vestida de amazona, que la hizo famosa en todos los lugares donde ejerció su profesión.


Hasta los maridos de las cotillas, aún a riesgo de que sus mujeres se enteraran, acudieron a conocer a la nueva. Frasquito El Gurruño, era el marido de Virtudes y le tenia un miedo atroz. No obstante una noche quedó con  su amigo Juanillo el Peales, marido de Milagros y muy compuestos y perfumados se presentaron en el local. Allí se encontraron a todas las fuerzas vivas de pueblo. Estaban el Médico, el Alcalde, Pepito el Guapo, Antonio el Borrego y casi todos los  personajes más relevantes de aquella sociedad, hipócrita y falsa del año 1930, donde todo estaba permitido a los varones y nada a las mujeres.




 La Jaquita tenia  a la mayoría de los lugareños rendidos a sus pies. Especialmente a Pepito. Éste quedó impactado cuando la vio, y no se despegaba de ella, ignorando las miradas asesinas que le dirigía Monique qué, al lado de la francesa parecía zafia y vulgar.
Antonio se marchó pronto. Estaba muy  preocupado por el cariz que habían tomado las cosas. Pensó en su hija, y se devanaba los sesos pensando como protegerla. Dejo de acudir a La Pupeé, entre los celos y el morrocotudo enfado de Fifí, que no hacia más que mandarle notitas de protesta. Estuvo pensando como hacer, para proteger a su desgraciado retoño.
Antes de la boda, había puesto a nombre de Maruja unas tierras, la casa donde vivían, y una punta de ganado. Aquel patrimonio bien gestionado era suficiente para que la pareja vivieran sin estrecheces y con comodidad. Después de comprobar que su yerno no iba a ocuparse de nada, restringió todo lo que pudo sus regalos, para evitar que, el crápula dilapidara el patrimonio de su querida hija. Pepito tiraba el dinero a manos llenas y estaba permanentemente de juerga. Desaparecía de su casa sin dar explicaciones y aparecía cuando se quedaba, sin dinero y para cambiarse de ropa.


Pronto fue de dominio público que había dejado a Monique para liarse con Adele. Las cotillas del pueblo afilaban sus lenguas prestas al chismorreo, y como era su costumbre, hicieron apuestas, sobre cuando se desencadenaría el vendaval. Éste no tardo en llegar. Monique despechada y furiosa se encaró un día en plena calle con Maruja y le espetó sin el menor miramiento, "que su marido era un canalla y un sinvergüenza, que las estaba engañando a las dos". Maruja quedo pálida por la vergüenza y el bochorno de verse voceada en plena calle por una mujer de esa "clase".

Volvió corriendo a su casa y se encerró en su dormitorio llorando amargamente. La tía Filomena que se enteró de todo por las chismosas, marchó rauda a consolarla. Ella no quería hablar con nadie, pero ante la insistencia de su tía, al fin abrió la puerta y la dejó entrar.
Filomena la encontró rota de dolor y muerta de vergüenza. Hablaron y hablaron, y al fin la buena señora le confeso todo lo que habia averiguado a traves de las deslenguadas Virtudes y Milagros.
 No se dejó nada en el tintero; le contó que su padre andaba liado con Fifí, y su marido era un putero sinvergüenza y vividor. Le dijo aún a riesgo de herirla más, que se había casado con ella por su dinero y que por eso no le prestaba atención ni cumplia con su deber.
Maruja fue consciente de todo el engaño, que había sufrido y encontró sentido a todas  las excusas y sinsabores vividos. Sabia que lo que le decía su tía era verdad y que ella ciega de amor, hasta entonces se había negado a ver. Le dolió mucho la conducta de su marido, pero la hirió más si cabe la de su hasta entonces, adorado padre. Su ceguera había sido total, ella era una buena persona sin dobleces, no conocía la maldad y siempre pensaba que la gente era noble y buena por naturaleza. Incapaz de fingir algo que no sentía, cometía sistemáticamente el error de creer que todo el mundo era    igual que ella.
Súbitamente sintió un odio feroz hacia aquellos dos seres a los cuales tanto había amado y que ahora veía como sus enemigos. La bonachona de Filomena, intentó calmarla y hacerla razonar en lo referente a su padre. Maruja no quiso escucharla y la conmino a que callara de forma brusca.
De repente sintió como su vida se tambaleaba a sus 23 años y el cansancio y la decepción le hicieron sentirse vieja. Pero allí mismo nació  la firme determinación de cambiar su vida de forma radical,  y darles un escarmiento que no olvidarían nunca.
Los días siguientes no salió a la calle, cambio la cerradura de la casa, y prohibió a los sirvientes que dejaran entrar a su padre y a su marido. Solamente hablaba con su tía, y entre las dos urdieron un plan que ella estaba dispuesta a seguir hasta el final. continuará 

domingo, 7 de agosto de 2011

LA LUNA DE MIEL



La noche de bodas fue una dura decepción para la enamorada novia. Pepito estuvo toda la noche durmiendo y roncando. Maruja se había puesto una camisón de encaje precioso, y había soltado su larga y oscura melena, esperando ansiosa y emocionada su feliz noche. Fue una amarga decepción; Al día siguiente, su marido alegó un fuerte dolor de cabeza para no cumplir sus deberes conyugales. A la hora prevista partieron para su luna de miel. Llevaban una enorme cantidad de baúles y maletas, pues la estancia estaba prevista para un mes. Maruja quería lucir todos sus modelos y correspondientes complementos , lo que hizo que el vehículo en el que viajaban fuera a paso de tortuga de tanta carga.


 A la caída de la tarde, llegaron al Balneario y se alojaron en la habitación nupcial, una lujosa suite que costaba un pastón.
Esa noche Pepito dijo sentir un fuerte dolor de cabeza, justo después de cenar,  y muy fino y educado comunicó a su mujer que se retiraba a su habitación para descansar, dejando a Maruja en el salón, justo cuando iba a empezar el baile. Ella muy compungida y decepcionada le siguió, con la esperanza de que el dolor de cabeza desapareciera y poder consumar el matrimonio. ¡Vano intento!; cuando Pepito vio que le seguía, simuló con grandes aspavientos, sentirse terriblemente mal y se metió en la cama, haciéndose el dormido.  

Cada noche, el recién casado inventaba una nueva historia para no acostarse con la desposada; que si me duele aquí, que si me duele allá, que si esto, que si lo otro. Ante la situación creada, Maruja no sabia a que atenerse. Su marido decidió acortar la luna de miel y volver al pueblo para visitar al doctor. Se presentaron en éste un día lleno de nubarrones, que no presagiaban nada bueno. Maruja volvió virgen como salio, era inocente, pero no tonta,  y empezó a darse cuenta de que aquello no era normal.

 Nada mas llegar se desahogó con su tía, y esta, mayor y avezada, barruntó que el muy sinvergüenza, estaba fingiendo enfermedades varias para no cumplir con su deber.
Pepito para hacer bien su papel, visitó al medico del pueblo. Don Romualdo, era muy amigo suyo y un perfecto crápula. Casado con doña Emerenciana de los Llanos, mujer riquísima y un poco escasa de luces, lo cual permitía al doctor manejar su fortuna y llevar su doble vida sin problemas. Él estaba al tanto de toda la historia del casorio y amoríos de Pepito. Le preparó un mejunje de hierbas para disimular y un potente afrodisíaco para estimularle. También le aconsejo que consumara el matrimonio por su bien, y luego ¡a vivir !
Pepito tomo nota, y esa noche se tomo todo el preparado,  y a duras penas consumó el matrimonio, dejando a su mujer,  dolorida y frustrada.¡ La pobre había esperado tanto el momento!¡ se había hecho tantas ilusiones!. El vividor de Pepito acostumbrado a sus mujeres de vida alegre, no sabia tratar a una dama. Le arrancó de un  manotazo su primoroso camisón, y sin la menor delicadeza, se puso encima de ella, apago la luz y consumo el acto en cinco minutos.A continuación se levantó, se vistió y se fue en busca de su querida, a la cual había comprado un hermoso collar de oro y corales, a escondidas de Maruja. Sin el menor atisbo de pudor pasó la noche en el prostíbulo, y ¡OH! milagro todas sus enfermedades desaparecieron.continuara.....

sábado, 6 de agosto de 2011

EL BANQUETE DE BODAS


La boda se celebró entre las emocionadas lágrimas de Maruja y los chismorreos de las cotillas. Pepito estaba un poco trompa, había pasado la noche de juerga con Monique y había abusado de la bebida. El día no era especialmente feliz. Solo pensar en el suculento negocio que hacia con la boda, le levantaba el ánimo.
Las meretrices de La Pupeé habían acudido en tromba a ver casarse a Pepito y solo la firmeza del párroco impidió que montaran el número dentro del templo.

El ágape nupcial tuvo lugar en el cortijo de la familia. Habían encargado el menú en Casa Natalio, un restaurante bastante aceptable que se dedicaba a las celebraciones. Todos quedaron encantados con las exquisiteces servidas. ¿Todos?, ¡no! : como siempre, Virtudes y Milagros lo criticaron todo con saña, como era de esperar. El menú estuvo compuesto por; entremeses y  aperitivos variados, regados con vinos de la casa, lenguado meniere, solomillo a la pimienta con guarnición y postres variados, además de la hermosa tarta de boda encargada en el obrador de Doña Merceditas, el mas chic de la comarca. Luego hubo barra libre de bebidas y baile y jarana hasta el amanecer, terminando con chocolate y tejeringos.


A la hora de partir el pastel de bodas Pepito ya estaba trompa perdido. Apenas se tenía en pie. Todos apostaban en silencio cuanto tardaría en caerse al suelo, tal era la borrachera que  cogió. Como pudo, aguantó el momento de partir la tarta y las pertinentes fotos, pero a la hora de abrir el baile con la novia ya no se pudo levantar. La pobre Maruja tuvo que salir a la pista con su padre, que no tenía ni el más mínimo sentido del ritmo y en su vida había bailado un vals. Aquello fue la rechifla general y la novia estuvo a punto de salir corriendo. Gracias a su tía Filomena que salvo la situación como Dios le dio a entender, y ordenó a los músicos que tocaran la konga rápidamente. Esto originó que la gente saltara a la pista, cosa que fue aprovechado por la novia qué dejó el baile y se retiró lo más rápidamente que pudo.

Maruja se dispuso a buscar a su ya marido,  y lo encontró durmiendo la mona en una habitación de la casa. Muy azarada dispuso que se quedara allí dentro hasta que se despejara y cerró la puerta con llave. Ella no estaba dispuesta a servir de más choteo a la concurrencia y por supuesto no quería renunciar a su  noche de bodas.
 Para espabilar a Pepito mando al padrino que le llevara café bien cargado y que bajo ningún pretexto le dejara beber más alcohol.
Cuando todos los invitados se hubieron marchado Maruja y Pepito  se trasladaron a su nueva casa donde iban a pasar su primera noche de casados. Al día siguiente tenían previsto marcharse a un balneario a  empezar su luna de miel. Habían elegido el Balneario de Lanjarón que estaba muy de moda, en esa época  por la bondad de sus aguas medicinales. continuará.....















miércoles, 3 de agosto de 2011

LA BODA DE MARUJA



Fifí estaba tratando de que Antonio " el Borrego" se casara con ella. Estaba decidida a dejar el puterío por la puerta grande, y ¡que mejor salida! que un casorio con el rico del pueblo. Se puso manos a la obra tratando de convencerlo, pero él se resistía, más que nada por el que dirán. La situación  le resultaba muy difícil ya que, la meretriz le tenia totalmente atontado con los números circenses que le montaba en sus encuentros intimos.
Maruja qué ignoraba estas relaciones, estaba contenta y feliz ante la proximidad de su "gran día". Su ajuar marchaba viento en popa y la casa donde iban a vivir después de casados estaba quedando la mar de coquetona, toda llena de tapetitos y encajes. Su vestido de novia encargado a un modista amigo suyo, era un modelo en el que había abundancia de encajes, puntillas, tules, perlas y cristalitos. El costurero era muy aficionado a recargar los modelos, y la pobre Maruja parecía una enorme coliflor. Su tía Filomena le alababa el gusto y ella se veía como una princesa de cuento de hadas.


MARUJA






Pepito por su parte estaba la mar de preocupado. Ya no sabia qué inventarse para zafarse de los besuqueos y arrumacos que Maruja, enamorada perdida le prodigaba en sus encuentros. Por otro lado Monique le tenia frito con sus reproches y lloriqueos,  y por más que él le jurara y perjurara que ella era la mujer de su vida, la zuripanta sabia lo volátil que era,  y tenía miedo de que al casarse,se le acabara el chollo.
LAS  COTILLAS
Ésta situación le tenia sometido a una constante tensión, y la amenaza de contárselo todo a su prometida le daba pavor, no quería que nada ni nadie estropeara su boda, que él consideraba como un gran negocio y  su acceso a la buena vida sin dar golpe. El sinvergüenza lo tenia todo bien planificado. Una vez casado dejaría embarazada a Maruja, le haría algún arrumaco de vez en cuando y a ¡Vivir!. Pretendía seguir con su vida de crápula y su Monique. A su querida,  le había prometido un montón de cosas para cuando tuviera acceso a la fortuna de su mujer, entre ellas la de montarle un pisito para retirarla de la profesión.
VIRTUDES "LA MARIMACHO"
Las cotillas del pueblo con la Marimacho a la cabeza,  estaban al tanto de todas las idas y venidas de Pepito a  la Pupeé y se lo contaban a todo el mundo con saña y maldad. Milagros " la coñona" estaba enamorada en secreto  de Pepito y le hubiera gustado darse algún revolcón con éste, pero él que casi no hacía remilgos a ninguna mujer a ella no la podía ni ver.
¡Por fin! llego el día de la boda. Maruja envuelta en su voluminoso traje parecía una muñeca repollo. Su padre ejercía de padrino, con un traje nuevecito y su enorme cadena de oro colgada del pecho. Parecía un ministro. Ante lo que se le avecinaba a su hija,  y que él ya no podía  remediar, el hombre pasó la noche en vela, por lo que unas enormes ojeras adornaban sus mejillas y le daban un lamentable aspecto. Se bebió dos copazos de coñac nada más levantarse, para coger ánimos y afrontar el día.


ADELE " LA JAQUITA"
 Las cotillas fueron las más madrugadoras. Una hora  antes de que abrieran la iglesia ya estaban apostadas estratégicamente para verlo todo con detalle. Milagros " la coñona", tenia especial empeño en no perder detalle de la ceremonia para luego criticar a gusto. Ella estaba enamorada en secreto del guapo Pepito, pero éste que no hacia ascos a ninguna mujer, a ella ni la miraba.
A la llegada  de la novia, se oyo un rumrum de fondo, todos los presentes quedaron impresionados con aquel envoltorio de tules y encajes. Maruja había conseguido adelgazar un poco y lucia oronda y sonrosada,  con su cara de novia enamorada, y mirando embobada a Pepito, resultaba enternecedora.....continuará


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