martes, 23 de enero de 2018

UN APUNTE HISTÓRICO- LA AVENTURA CANTONAL



Queridos amigos: un pueblo sin memoria está condenado a repetir los mismos errores de su pasado. La situación actual de nuestra Patria, con la crisis independentista, económica y de valores, el paro y la corrupción política, ya estuvo a punto de llevar a España al desastre más absoluto en el Siglo XIX. Aquella situación se parece demasiado a la actual: juzguen ustedes.
Durante la primera República ocurrieron en España sucesos que, al ser escasamente divulgados, han pasado desapercibidos, pero que desgraciadamente trajeron consigo el derramamiento de sangre de muchos españoles.
Veamos:
El Presidente federalista de la Primera República Española, Pi y Margall (Catalán tenía que ser) estuvo a punto de romper la unidad de España al reflejar y sancionar la Constitución Federalista que contemplaba que las regiones eran Estados Soberanos. Tras esta decisión, el País se enfrentó a un caos absoluto y estuvo a punto de desintegrarse.
En un breve periodo de tiempo se declararon las Repúblicas Independientes de Cataluña, Málaga, Cádiz, Valencia, Granada, Sevilla, Alcoy, Cartagena, Algeciras, Almansa, Andújar y varias más. Muchas de ellas se enfrentaron entre sí dando lugar a situaciones cómicas y rocambolescas si no hubiese sido por su trágico desenlace.
Por un conflicto de intereses, la República Independiente de Jumilla se enfrenta a la de Murcia con una declaración de guerra en toda regla.

 " La nación Jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas y sobre todo con la nación Murciana, pero si ésta hoyara su territorio, Jumilla se defenderá como los héroes del Dos de Mayo y triunfará en la demanda resuelta completamente a llegar en sus justísimos desquites hasta Murcia y no dejar de ella piedra sobre piedra".

Ante este estado de cosas, Cartagena decide ser neutral entre Jumilla y Murcia y se declara a su vez Cantón Independiente y Soberano.
A tal efecto, los cartageneros se hacen con el Gobierno Civil y Militar, asaltan el Ayuntamiento y crean una Junta que, en nombre del Cantón Independiente, gobierne el "Nuevo Estado". En el castillo de Galeras se iza la bandera cantonalista.
(Toman una bandera turca que encontraron por allí y pintan de rojo la media luna y las estrellas blancas, y ese estandarte rojo se identifica como símbolo del Cantón).
También toman el control del Arsenal y del Puerto donde estaba amarrada buena parte de la  Flota Española que se une a la sublevación.
El proyecto cantonalista es rechazado por las Cortes Españolas y el Presidente Pi y Margall se ve obligado a dimitir ya que no era partidario de actuar contra los cantonalistas. (Igual que los gobernantes actuales).
 " No hay más que dos caminos, o la política, o las concesiones, y por supuesto mi idea es de conceder lo que el pueblo pide".
El 18 de Julio de 1873 le sustituye Salmerón que no le hace ni caso y envía tropas a Cartagena para abolir la independencia declarada por el Cantón.
Los cartageneros, con el armamento del arsenal y con la Flota, resisten el ataque de las tropas del Gobierno. La armada cantonalista al mando del militar progresistaToñete Gálvez (Toñete), continúa la ofensiva.
A la orden de "a toa máquina" y reforzada con 500 hombres del Batallón de Cazadores de Mendigorría a bordo, llegan a bombardear el puerto de Alicante y a desembarcar en la ciudad. En esta acción bélica se recaudan 8.000 duros de plata entregados "voluntariamente" por la ciudad conquistada.
El 29 de julio las fragatas cantonales fondean en la ciudad de Almería exigiendo la evacuación de las fuerzas militares, la proclamación del cantón y la entrega de 400,000 pesetas de la Administración de Aduanas y 500,000 más de comerciantes y banqueros.
El objetivo de aquellas incursiones por mar (pura piratería) no buscaban otra cosa que incorporar territorios y recaudar fondos para la guerra" voluntarios por supuesto" para mantener la independencia.
Al no ser satisfecho este pago las tropas cartageneras desembarcan para conquistar la ciudad, pero las tropas almerienses evitan, tras furiosos tiroteos, el desembarco de los cantonales lo que conduce el día 30 al bombardeo de la ciudad.
Cartagena era en ese momento un país independiente y como tal acuñó su propia moneda; el duro cantonal, con sus respectivas pesetas cantonales, monedas con las que se pretendía costear los gastos derivados de su lucha para consolidar su aventura independentista.
El gobierno independentista se pone en contacto con el de Estados Unidos de América para solicitar su ingreso como un estado más de la unión al tiempo que pide ayuda, armas y pertrechos, para mantener su independencia frente al poder centralista de Madrid. (Más o menos lo que está haciendo Puigdemont en Bruselas)
Los Estados Unidos estudian seriamente la propuesta y finalmente su Presidente rechaza el ofrecimiento.
Ulises S. Grant, vencedor de la Guerra de Secesión Americana, fue mucho mejor general que político pero no quiso tener problemas con España.
Pero los americanos estudiaron seriamente aceptar la oferta. Tener una base en Cartagena les permitiría controlar el Mar Mediterráneo. Para los cantonales este rechazo fue un duro golpe.
Mientras tanto, las cosas en el resto de España tampoco iban mejor. Granada y Jaén se declararon la guerra por "diferencias en sus fronteras nacionales".
A "Toñete" se le sube a la cabeza el presunto éxito sobre las tropas gubernamentales y organiza una marcha para tomar Madrid llegando victorioso hasta Chinchilla (Albacete), donde son derrotadas y obligadas a volver a Cartagena.
Utrera se independiza de Sevilla que, no sólo no reconoce esa declaración unilateral, sino que le declara la guerra. Una guerra que, sorprendentemente, ganó Utrera y que costó la vida a 400 hombres de ambos bandos.
Betanzos se declara independiente de La Coruña.
Cória, capital episcopal, quiere independizarse, pero no de Madrid de la que ya era independiente, sino de Badajoz.
Jerez proyecta su cantón, pero finalmente prefiere rendirse a Madrid antes que a someterse a la República Independiente de Cádiz.
El Presidente Salmerón envía al General Martínez Campos y sus tropas a Levante y Andalucía para sofocar la rebelión. Los cantones, desorganizados y en estado de guerra entre sí, van cayendo poco a poco y la rebelión es sofocada en un periodo de dos meses.
Es triste comprobar que los problemas que nos preocupan hoy son muy similares a los que arrastraron a nuestros antepasados a tan inconcebible comportamiento.

Crisis económica.
Niveles de paro insoportables.
Población al límite de su resistencia política, económica y moral.
Falta de voluntad política para afrontar problemas estructurales.
Incompetencia de los políticos para manejar la situación.
Independentismos fanáticos, etc.

En los paredones de los consejos de guerra, acabaron los restos de la "Revolución Cantonal " uno de los episodios más tristes de la Historia de España.
Desde este negro episodio han pasado 140 años. Si a los cantonalistas de entonces les pudiéramos mostrar sólo una parte de la España actual, con la insurrección catalana a la cabeza, ¿qué creen que dirían?.
¡Saludos amigos! 

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