Amigos: este es el maravilloso prólogo que mi buena amiga Merche Corcia
ha escrito sobre mi novela. Espero y deseo que sólo sea el principio y
que pronto nos deleite de nuevo con su acertado análisis. Gracias amiga.
PRÓLOGO
Escribir el prólogo de un
libro es una invitación a sumergirse en su lectura y compartir con el autor
unos hechos y vivencias que luego serán de todos. La Historia de España, con
sus claroscuros, está llena de apasionantes personajes olvidados, de tragedias
y luchas que pasaron desapercibidas y que no merecieron ni una línea de ningún
autor. A menudo, los hechos cambian las vidas de nuestros anónimos protagonistas
de una forma inesperada y cruel que las crónicas se olvidan de reseñar. Son
dramas personales de gentes sencillas, sin relevancia pública en nuestro pasado
reciente.
El
libro que está a punto de leer es la historia de Julia Guzmán, una muchachita
que se atrevió a ser libre en una época en la que las féminas debían ser
sumisas, obedientes y recatadas.
Leer
esta obra, dura y real, me ha retrotraído a tiempos pretéritos cuando mi madre
me narraba leyendas y tragedias acaecidas en los albores y mediados del Siglo
XX. En aquella oscura época de la España ultra católica y después de la Guerra
Civil con las machistas e infames leyes franquistas, las mujeres carecían de
derechos y las normas sociales y legales dejaban a las que se atrevían a
romperlas a los pies de los caballos. ¿Quién no ha tenido conocimiento de algún
caso? Mujeres de humilde procedencia que eran presas fáciles de hombres
relevantes que las dejaban abandonadas a su suerte después de engatusarlas,
enamorarlas o dejarlas preñadas.
Julia Guzmán,
una joven menor de edad, nacida en una familia bien, venida a menos, tuvo la
osadía de enamorarse de un sacerdote, confesor de su madre, de entregarse a él
y de quedarse embarazada. Leer su historia me ha impactado extraordinariamente
porque me ha sido muy fácil empatizar con la protagonista: con su amor y su entrega,
con su dolor y su lucha por sacar adelante a su hija y con todas las
vicisitudes que aquel mal amor trajo a su vida. Me he emocionado con su
superación personal, me ha conmovido su bondad, me ha admirado su liderazgo y
su sabiduría, he despreciado al religioso que la sedujo, la engañó, la preñó y
huyó amparado por sus superiores dejándola abandonada a su suerte.
Esta
novela narra con maestría la vida de Julia, que a modo de relato en primera
persona, nos desgrana sus vivencias, sus frustraciones, su loco amor por don
Manuel, el padre de su niña, la incomprensión y el desamor de su madre y su
dura caída en el ostracismo familiar y social, la terrible vuelta a la realidad
y la imposibilidad de olvidar aquel amor desesperado que sólo trajo amargura a
su vida. Julia, una mujer marcada por la tragedia, despreciada por la hipócrita
sociedad de aquellos años, pero amada por sus amigos a los cuales siempre tuvo
a su lado. La inteligencia y el arrojo con los que se enfrentó a su destino, el
matrimonio con su jefe, un homosexual perseguido por el Régimen, único medio
que encontró para darle un apellido a su hija, y el inesperado y emocionante
desenlace final, unido a la fácil y amena prosa de la autora, convierten esta
novela en una de esas que cuando la empiezas ya no puedes parar hasta
finalizarla.
Una
vez más, amable lector, reitero mi invitación para que se sumerja en la
lectura de esta obra con la misma pasión con la que vivió su vida y defendió su
libertad nuestra protagonista.
Te llevaré
al cielo, sin duda, la mejor obra de Ana Molina hasta la fecha.
Mercedes Corcia Bravo
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