viernes, 17 de mayo de 2013

TRINKOLANDIA.... III PARTE

 

Negros nubarrones se cernían sobre la noble Tronkilandia. La situación había degenerado hasta tal extremo que, la en otros tiempos ordenada y respetada tribu, parecía el peor de los burdeles. Los mandriles descontrolados arramblaban con todos los cocos, las bananas, las piñas y las papayas que estaban destinadas al alimento común. Baboy con tal de no ser molestado no tomaba ninguna medida y hacia oídos sordos a los viejos orangutanes que, ya se habían dado cuenta de la calaña de Mas-mandril.
Era una situación totalmente injusta; 6.200.000 monitos comunes  pasando calamidades, y los aupados al poder, robando y derrochando a manos llenas.


Mas-mandril estaba más decidido que nunca a independizarse, y abría embajaditas en todos los poblados vecinos que costaban un riñón, y mientras tanto, no pagaba la sanidad ni la educación del resto del poblado. Lo que quedaba, se lo llevaban él y sus amigotes a bancos extranjeros, donde almacenaban gran cantidad de objetos y alimentos que, a veces se estropeaban y había que tirar. Cualquier cosa antes que repartirlo equitativamente con los necesitados.


 

Por si la situación no fuera lo suficientemente difícil, un antiguo consejero y tesorero de Baboy, fue pillado infraganti, cuando se llevaba una ingente cantidad de bananas y papayas al extranjero. Fue tal el escándalo que tuvo que ser llamado al consejo de los justicieros, pero una vez allí, amenazó con implicar en el expolio a sus antiguos compañeros, por lo que obviamente lo dejaron en libertad ante el temor de que, el despreciable sujeto tirara de la manta. El impresentable y relamido orangután que respondía al sonoro nombre de Babar-cenas no se privaba de nada; viajes en liana al extranjero en primera clase, esquí en las montañas nevadas, comilonas por doquier etc. Lo primero que hizo fue cambiar de mona; la antigua ya no le valía, y se buscó una chimpancé muy coqueta y complaciente.


Baboy no se pronunciaba; nunca decía ni si, ni no, siempre se iba por las lianas más altas.
Su última fechoría fue permitirle a Mas-mandril gastarse más en bobadas y tonterías encaminadas a proclamar la independencia, y a pesar de eso, seguir dándole más dinero, en vez de hablarle claro y decirle que, "o dejas de hacer el mono y te olvidas de tus pretensiones, o no te  doy ni un coco”. ¡Pero claro! esto sería ser inteligente, sensato y un buen dirigente, y él, está demasiado ocupado rascándose la tripa, para cumplir con su deber ¿Cabe mayor torpeza?


Como cronista de la tribu que es quien esto escribe,  este artículo lo escribo desde la tristeza y desesperanza que, la actual situación que viven mis conciudadanos me inspira. A los dirigentes de la noble tribu de TRINKOLANDIA, no les perdonaré jamás, y siempre haré lo posible por resaltar la traición de la que hacen objeto a su pueblo; ese pueblo que paga sus privilegios y engorda sus barrigas.  


Tampoco dejaré de fustigar al partido opositor; el del monazo Buba-calva; tan culpable como Baboy en la destrucción de empleo y empobrecimiento de la tribu.
Y ¡Cómo no! Tampoco me voy a olvidar nunca del Rey Babón I y su despreciable parentela que, haciendo honor a sus impresentables antepasados, “ni aprenden ni olvidan”, dos circunstancias que a lo largo de los siglos han sido terribles para su pueblo.


 Como aquí no hay ni un solo mono metido en política que merezca la pena salvar, los mando a todos a ¡¡¡Los leones!!! Esperando que no se envenene ninguno cuando se los merienden. ¡¡Ascazo de gentuza!!
FIN

 Queridos lectores: Os deseo a todos una feliz semana.

1 comentario:

  1. Me encanta!!,y esperemos que a toda esta jauria de monos desaparezcan de la faz de la tierra.Eres muy buena escribiendo.Un admirador tuyo.Juanma

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