jueves, 11 de septiembre de 2014

"Querido Emilio..."




Ha fallecido el banquero Botín y toda la información del día de hoy se centra principalmente en su figura. Todo lo que leo en la prensa son frases halagadoras para el finado. Desde nuestro Monarca Felipe VI, pasando por todos los personajes públicos de la política y la empresa, no hay ni uno solo, que no glose sus valores como banquero, mecenas, hombre dialogante, simpático y amable en las distancias cortas, etc.etc.etc.



Sin pretender negarle al difunto sus valores empresariales que obviamente debió tener, yo quiero resaltar otra faceta de la que al parecer, nadie se acuerda.
Yo no olvido que el señor Botín y su familia estuvieron encausados por evasión de capitales (ya saben; una cuenta en Suiza con unos buenos milloncitos que al parecer se olvidaron que tenían) Como era de prever la cosa no prosperó y la familia pudo regularizar su fortuna con la aquiescencia del Ministro de Hacienda de turno.
Tampoco olvido que su segundo, Alfredo Sáez, estuvo condenado y fue indultado ¡Cómo no! Por el Gobierno del momento. 


Botín se amoldaba al poder como un traje hecho a medida. Le daba igual Juana que su hermana. Quizá sin esta facilidad para “contentar” a unos y otros, las cosas hubieran sido diferentes.
No conocí al señor Botín y no puedo opinar sobre su persona: si conocí su banco (Santander) y puedo decir que, el banquero, no era tan amable ni tan complaciente con los pequeños ahorradores que le confiaban sus magros depósitos.

Yo estuve a punto de perder mis modestos ahorros  al confiarle mi escuálido plan de pensiones. Durante un año que lo tuve en una de sus oficinas, solo tuve perdidas; es decir, ahorré durante doce meses para el señor Botín y su rica familia. Obviamente salí huyendo de la entidad en cuanto pude con el firme propósito de no volver nunca más.
Ningún político lameculos se acuerda de nada negativo del fallecido; deben deberle muchos favores. Créditos a sus partidos y créditos personales de los que nunca sabremos, pero seguro que haberlos, “haylos”.
 


Nunca he gozado del tan cacareado mecenazgo del personaje, ni nadie que yo conozca tampoco. Pienso que las becas y demás solo habrán beneficiado a los hijos de sus amigos y simpatizantes. En cualquier caso, yo a diferencia de Salvador Sostres en su artículo del  periódico El Mundo, no encuentro ningún atractivo en un personaje podrido de dinero, solo interesado en amasar más dinero a cualquier precio. Su vanidad se atisba detrás de su larguísima lista de pomposos y rimbombantes apellidos.
Me parece  que fue un hombre henchido de autosuficiencia y altivez al cual su dinero no pudo prolongarle la vida.
D.E.P. y como lo cortés no quita lo valiente; mis condolencias a sus deudos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario