Ha fallecido el
banquero Botín y toda la información del día de hoy se centra principalmente en su
figura. Todo lo que leo en la prensa son frases halagadoras para el finado.
Desde nuestro Monarca Felipe VI, pasando por todos los personajes públicos de
la política y la empresa, no hay ni uno solo, que no glose sus valores como
banquero, mecenas, hombre dialogante, simpático y amable en las distancias
cortas, etc.etc.etc.
Sin pretender negarle al
difunto sus valores empresariales que obviamente debió tener, yo quiero
resaltar otra faceta de la que al parecer, nadie se acuerda.
Yo no olvido que el
señor Botín y su familia estuvieron encausados por evasión de capitales (ya
saben; una cuenta en Suiza con unos buenos milloncitos que al parecer se
olvidaron que tenían) Como era de prever la cosa no prosperó y la familia pudo
regularizar su fortuna con la aquiescencia del Ministro de Hacienda de turno.
Tampoco olvido que su
segundo, Alfredo Sáez, estuvo condenado y fue indultado ¡Cómo no! Por el
Gobierno del momento.
Botín se amoldaba al
poder como un traje hecho a medida. Le daba igual Juana que su hermana. Quizá
sin esta facilidad para “contentar” a unos y otros, las cosas hubieran sido
diferentes.
No conocí al señor
Botín y no puedo opinar sobre su persona: si conocí su banco (Santander) y
puedo decir que, el banquero, no era tan amable ni tan complaciente con los pequeños
ahorradores que le confiaban sus magros depósitos.
Yo estuve a punto de
perder mis modestos ahorros al confiarle
mi escuálido plan de pensiones. Durante un año que lo tuve en una de sus
oficinas, solo tuve perdidas; es decir, ahorré durante doce meses para el señor
Botín y su rica familia. Obviamente salí huyendo de la entidad en cuanto pude
con el firme propósito de no volver nunca más.
Ningún político
lameculos se acuerda de nada negativo del fallecido; deben deberle muchos
favores. Créditos a sus partidos y créditos personales de los que nunca sabremos,
pero seguro que haberlos, “haylos”.
Nunca he gozado del tan
cacareado mecenazgo del personaje, ni nadie que yo conozca tampoco. Pienso que las
becas y demás solo habrán beneficiado a los hijos de sus amigos y simpatizantes.
En cualquier caso, yo a diferencia de Salvador Sostres en su artículo del periódico El Mundo, no encuentro ningún atractivo
en un personaje podrido de dinero, solo interesado en amasar más dinero a cualquier
precio. Su vanidad se atisba detrás de su larguísima lista de pomposos y
rimbombantes apellidos.
Me parece que fue un hombre henchido de autosuficiencia
y altivez al cual su dinero no pudo prolongarle la vida.
D.E.P. y como lo cortés
no quita lo valiente; mis condolencias a sus deudos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario