Queridos lectores:
Este articulo de hoy es un tanto particular: es un ¡Hasta siempre!, dedicado a mis compañeros con los cuales he compartido la mayor parte de mi vida laboral. Decir vida laboral es decir ocho horas diarias codo con codo.
Es decir malos y buenos momentos,
alegrías y penas. Durante todos estos años mis compañeros de trabajo han sido un poco como "mi otra familia". A muchos de ellos los quiero mucho, a otros sencillamente los detesto.
Mis penas han sido más llevaderas porque las he compartido con ellos. Mis alegrías tenían otra dimensión porque las gozaba con ellos. ¿Cómo olvidar estas vivencias?.
Un nuevo panorama se abre ante mí con mi retiro. Ha llegado en el momento justo. Ahora lo necesito y quiero hacer otras cosas, empezar otros proyectos. Es una sensación rara y difícil de explicar.
Una inmensa alegría y satisfacción personal, pero también un poco de melancolía. Me doy cuenta de que ya he llegado a la última etapa plena de mi vida, y eso impone mucho respeto.
Intenté siempre vivir mi vida mirándome en el espejo de la ejemplar vida de mi madre. Cuando he tenido alguna duda he recurrido a su ejemplo y enseñanzas y siempre me han servido de manual.
"Mi madre me decía: "cuando hagas algo, hazlo bien", porque nadie te va a preguntar cuanto has tardado. Solo se fijaran si está bien o mal hecho. He tratado de aplicar esta norma en mi trabajo y también en mi vida personal.
Muchos mediocres lo han interpretado cómo una pérdida de tiempo y han intentado ridiculizar mi empeño en hacer bien las cosas. Con mi vida personal también ha habido "listos y listas" que lo interpretaron cómo debilidad y creyeron que podían abusar.
No caigáis en la tentación de dejaros captar por ningún grupo sectario-destructivo de los que por desgracia abundan como las malas hierbas. Dejareis de ser vosotros porque intentaran que los postulados de sus líderes sean los vuestros.
Cuando ya no os consideren cómodos o manejables, os darán de lado y al final tendréis que iros. Cuando esto suceda os acosaran, perseguirán, envidiaran y criticaran para intentar destruiros. Hace falta mucha fortaleza para salir de esas "sectas".
La lealtad es algo que no todos entienden. Es ni más ni menos que "estar al lado de tus amigos en todo momento" sin dejar de ser tú. A mí cómo a casi todo el mundo, me han fallado algunas personas en las cuales confié y a las que quise de verdad.¡Son cosas de la vida!.Con estas duras vivencias aprendí mucho, y sobre todo a "saber elegir mejor".
Hoy creo saber quienes merecen la pena y quienes no. Me quedo con ellos y con su amistad y cariño. Es lo que me llevo conmigo y lo que guardaré siempre en mi corazón.
A vosotros queridos amigos y amigas va dirigida esta carta.
Os deseo larga y feliz vida.
¡¡Hasta siempre compañeros!!