domingo, 31 de mayo de 2015

PANORAMA DESPUÉS DE LA TORMENTA




Quizás es que yo vivo imaginariamene en un país diferente a la España de nuestros desvelos, quizá es que yo soy más realista y menos optimista, o quizá, es que yo sé leer entre líneas… ¡quién sabe!  Viene esto a cuento, ante la desolación que siento por el panorama político que dejan las municipales y autonómicas en el suelo patrio, donde una mayoría de ciudadanos, ingenuos ellos, se congratulan por el hundimiento del PP. La corrupción ha castigado duramente a este partido y bien merecido lo tiene. Pero, no es solo la corrupción lo que ha espantado a sus votantes, han contribuido y mucho el sistemático incumplimiento de su programa electoral y la soberbia de Rajoy negando al pueblo el pan y la sal. A mí me gustaría ser tan optimista como a parte del público español que, ve en los grupos de ultraizquierda, la salvación de todos nuestros males. No es así a la vista está, y nunca lo será. 


Yo veo una España en pleno proceso de descomposición, en la que varios grupos a los cuales los ciudadanos importamos un carajo, se pelean entre ellos para llevarse la tajada más grande del pastel. Los de abajo, como siempre, teledirigidos por los medios de comunicación interesados que, lavan el cerebro a todo aquel que se deje, son culpables en gran medida de esta desintegración, pero no los únicos. Dios y la naturaleza dotaron al ser humano de libre albedrío, inteligencia, capacidad de análisis, y en última instancia, capacidad resolutoria para optar por un camino u otro.  No podemos obviar esto y si lo hacemos, es que no hemos entendido nada. Cuando yo estudiaba, uno de mis profesores me dijo la siguiente frase que, siempre he tenido en cuenta:
<< Si tu interlocutor te dice una cosa con palabras y sus hechos la desmienten, guíate siempre por los hechos>>
Es fácil y lógico el consejo ¿No creéis? Hablar no cuesta nada y los políticos saben que olvidaremos sus promesas incumplidas al cabo de unos meses. Son maestros en el arte de manipular y comer el coco. Pero para eso estamos nosotros para analizar sus hechos.
A mí no me interesan las palabras de ningún candidato: me interesan sus hechos y saber que lo que prometen puede ser cumplido.


No creo en Rajoy, ni en la dirección actual de su partido, porque me han demostrado con sus hechos, que no son de fiar y además, son unos corruptos o consentidores de corruptelas, por lo que descarto totalmente confiar en ellos. Tampoco creo en Pedro Sánchez al que solo oigo decir tonterías. Susana Díaz, protectora de corrupción estatalizada, me parece una maruja ávida de poder y notoriedad, empeñada en que el lodazal que es la Junta de Andalucía, siga en manos de quien tan mal lo gestiona, envolviéndose para ello cuan loca enamorada, en un andalucismo exagerado y ridículo. Pablo Iglesias y su troupe me aterran ¿Cómo pueden unos mozalbetes que lo han tenido todo, que han podido estudiar y vivir sin carencias, ser tan terriblemente resentidos? Me parecen eso, una pandilla de populistas, demagogos, resentidos, y revanchistas en los que no se puede confiar. Las recetas comunistas solo han dejado en el mundo miseria y desintegración moral. Si algún bien pensado cree todavía que sus  promesas pueden funcionar, es que necesita una revisión a fondo de su cabeza. Yo les invitaría a darse una vuelta por los países que han sufrido su yugo para comprobarlo. 


Por tanto, creo sinceramente que nuestros problemas no han hecho más que empezar y en esta ocasión amigos lectores, sí que me gustaría estar equivocada al ciento por ciento.
Feliz semana

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