domingo, 26 de mayo de 2013

AZNAR








Queridos amigos.
Veo por vuestros comentarios, que el tema del ex presidente Aznar os interesa sobremanera.
Me gusta abordar los temas de actualidad; esos de los que todo el mundo habla en un sentido o en otro.
Suelo leer atentamente todos los comentarios que me dejáis y observo con sorpresa, que todos habláis mal del personaje y que todos lo consideráis causante de todos nuestros males.
Pues yo siento no estar de acuerdo con vosotros en gran parte.




Veamos.

Sinceramente creo que las vidas de las personas, sus actos y su trayectoria, han de ser valoradas en todo su contexto. No se pueden aislar las acciones de un individuo de un conjunto, y sinceramente eso es lo que creo que hacéis. Le acusáis de la guerra de Irak, olvidando que anteriormente, y durante la etapa de Felipe González, las tropas españolas ya estuvieron ayudando a Bush padre, en la liberación del Emirato de Kuwait cuando lo invadió Sadam Hussein.


Le acusáis del hundimiento del Prestige como si él hubiera estado allí rompiendo el casco a cañonazos. Eso fue un desgraciado accidente y las culpas solo las tienen los armadores y propietarios del buque y por supuesto su capitan. Es cierto que la decisión de alejar el barco del puerto, resultó mala ¿Pero  si se hubiera quedado más cerca, habría sido menor el desastre? Eso estaría por ver. Tomaron una decisión, supongo que la que creyeron más adecuada. Algunas personas piensan que se equivocaron; yo creo que hubiera sido mala cualquier medida, pero no había otras alternativas.


Para mí, fue mucho peor como Presidente, Felipe González, que no solo propició el crimen de Estado (GAL), la corrupción generalizada (Juan Guerra y sus cafelitos, Filesa, Malesa, Time –Expor, Fondos reservados, Roldán, 3.000.000 de parados, Boletín Oficial, Cruz Roja Etc. etc.  ¿Acaso nadie se acuerda ya de todas estas tropelías de los socialistas?
Pues amigos míos; yo sí que me acuerdo.


Aznar consiguió crear empleo y recuperar la economía española que el anterior Gobierno dejó en la ruina; los socialistas se llevaron hasta el papel higiénico antes de irse.
Aznar peleó con la UE para evitar que España fuera ninguneada por los de siempre, Francia, Alemania y Reino Unido, y por primera vez en muchos años consiguió evitar que nos hicieran la puñeta como otras veces.

Le acusáis de la debacle de la construcción, de la especulación del suelo, y olvidáis que las competencias en esta materia las tenían los ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Aquí os dejo unos párrafos de las Leyes del suelo y sus sucesivas reformas. Todas anteriores a la época de Aznar.

Este párrafo es de la Ley del suelo aprobada en 1975
 La Administración, por otro lado, ve potenciadas sus posibilidades de intervención en el mercado inmobiliario atribuyéndosele los derechos de tanteo y retracto en las transmisiones onerosas de terrenos y edificaciones que se produzcan en las áreas que a tal efecto se delimiten. Asimismo se potencian los patrimonios municipales del suelo para los que los Ayuntamientos podrán adquirir suelo no urbanizable, medida esta que sugiere la posibilidad de una inmediata operación de reclasificación de este suelo y su conversión en urbanizable

La reforma socialista (1990)
Artículo principal: Ley del Suelo de España de 1990.
Ya con el PSOE en el gobierno se aprueba la ley 8/1990, fue promovida por el gobierno de González, 25 de julio (texto refundido de 1992) de Reforma del Régimen Urbanístico y Valoraciones del Suelo. Debilita la posición jurídica del propietario y potencia las facultades de la Administración en orden a la intervención tanto en la definición de los aprovechamientos como en el tráfico inmobiliario. Condiciona los derechos de los propietarios al cumplimiento de diversos deberes. Esto se concreta en una adquisición gradual de facultades urbanísticas conforme se avanza en el proceso urbanizador:
  1. se adquiere el derecho a urbanizar cuando esté aprobado el planeamiento específico. Esta etapa supone la conversión del suelo rústico a suelo urbanizable.
  2. se adquiere el derecho al aprovechamiento urbanístico , determinado por aplicación del aprovechamiento tipo marcado en el planeamiento municipal, cuando se cumplen los deberes de cesión, equidistribución y urbanización en los plazos fijados. Este paso supone la conversión de suelo urbanizable a suelo urbano.
  3. se adquiere el derecho a realizar las obras de edificación por la obtención de la licencia y cesa por caducidad de ésta en un expediente abierto al efecto. En esta etapa se materializa la edificación.
  4. se adquiere el derecho al uso de la edificación, que incorpora al patrimonio la edificación, una vez ejecutada ésta con arreglo a la licencia y ajustada a la ordenación en vigor. Esta etapa culmina el proceso.
La Administración tiene potestad para regular los plazos en que los derechos han de ejercitarse bajo sanción de pérdida o reducción. Además, en cada fase del proceso, el valor del suelo se determina conforme a las etapas que se hayan completado, de forma que un suelo urbanizable, cuando no se ha iniciado la primera etapa se valora conforme a su valor inicial, mientras que si ese mismo terreno ha cumplido la tercera, se valorará conforme al valor de mercado. Este sistema de valoraciones se extiende a cualquier circunstancia, no solo a las valoraciones por razones urbanísticas

Amigos: fueron los Gobiernos anteriores y en especial el de Felipe González, los que facultaron a las comunidades y Ayuntamientos para convertir suelo rustico en suelo urbanizable, dando lugar a toda la especulación,corrupción y sobreprecio de las viviendas que hemos padecido en el sector del ladrillo. Para los que vivimos en Madrid y alrededores es bastante familiar la enorme urbanización del Pocero en Seseña. Se trata de una macro urbanización auspiciada y consentida por la Junta de Castilla La Mancha que se hizo con la licencia otorgada por La Junta  de Castilla –La Mancha en la época que mandaba allí José Bono ¿Os suena?




Es cierto que como todos los poderosos Aznar cometió muchos errores de bulto. Es cierto que es un personaje antipático y poco cercano, pero al lado de otros (Zapatero y Rajoy) para mí fue mucho mejor presidente, más serio y preocupado por el bienestar de los Españoles, que ninguno de los habidos en nuestra democracia.
Le tengo que reprochar y así lo hago, que nos dejara como Delfín o heredero, al pasmarote de Rajoy que, para nuestra desgracia, ha hecho bueno a Zapatero.

También le reprocho su soberbia en determinados momentos de su segundo mandato; foto de las Azores y no pedir permiso al Congreso para enviar las tropas a Irak fundamentalmente. Creo sinceramente que si hubiera estado más pendiente de su País no le habrían montado en sus narices el atentado del 11-M que por supuesto, estuvo organizado y orquestado, para que pasara lo que pasó; que ganaran los socialistas.


Y también le reprocho sus tejemanejes con el infame Jordi Pujol y que permitiera la defenestración de Alejo Vidal-Quadras en el PP de Cataluña.
Mis reproches hacia él, no me impiden reconocerle sus méritos que, a mi juicio, fueron más numerosos.
Amigos; para resultar creíbles hay que ser ecuánimes; si un personaje de derechas lo hace mal, hay que decirlo, y si es de izquierdas también.
Todavía no he leído ni un solo comentario de los que me dejáis, en el que critiquéis a un personaje de la izquierda española. ¿De verdad que pensáis que no merecen críticas?

Os deseo una feliz semana.


Bibliografía: Wikipedia

viernes, 17 de mayo de 2013

TRINKOLANDIA.... III PARTE

 

Negros nubarrones se cernían sobre la noble Tronkilandia. La situación había degenerado hasta tal extremo que, la en otros tiempos ordenada y respetada tribu, parecía el peor de los burdeles. Los mandriles descontrolados arramblaban con todos los cocos, las bananas, las piñas y las papayas que estaban destinadas al alimento común. Baboy con tal de no ser molestado no tomaba ninguna medida y hacia oídos sordos a los viejos orangutanes que, ya se habían dado cuenta de la calaña de Mas-mandril.
Era una situación totalmente injusta; 6.200.000 monitos comunes  pasando calamidades, y los aupados al poder, robando y derrochando a manos llenas.


Mas-mandril estaba más decidido que nunca a independizarse, y abría embajaditas en todos los poblados vecinos que costaban un riñón, y mientras tanto, no pagaba la sanidad ni la educación del resto del poblado. Lo que quedaba, se lo llevaban él y sus amigotes a bancos extranjeros, donde almacenaban gran cantidad de objetos y alimentos que, a veces se estropeaban y había que tirar. Cualquier cosa antes que repartirlo equitativamente con los necesitados.


 

Por si la situación no fuera lo suficientemente difícil, un antiguo consejero y tesorero de Baboy, fue pillado infraganti, cuando se llevaba una ingente cantidad de bananas y papayas al extranjero. Fue tal el escándalo que tuvo que ser llamado al consejo de los justicieros, pero una vez allí, amenazó con implicar en el expolio a sus antiguos compañeros, por lo que obviamente lo dejaron en libertad ante el temor de que, el despreciable sujeto tirara de la manta. El impresentable y relamido orangután que respondía al sonoro nombre de Babar-cenas no se privaba de nada; viajes en liana al extranjero en primera clase, esquí en las montañas nevadas, comilonas por doquier etc. Lo primero que hizo fue cambiar de mona; la antigua ya no le valía, y se buscó una chimpancé muy coqueta y complaciente.


Baboy no se pronunciaba; nunca decía ni si, ni no, siempre se iba por las lianas más altas.
Su última fechoría fue permitirle a Mas-mandril gastarse más en bobadas y tonterías encaminadas a proclamar la independencia, y a pesar de eso, seguir dándole más dinero, en vez de hablarle claro y decirle que, "o dejas de hacer el mono y te olvidas de tus pretensiones, o no te  doy ni un coco”. ¡Pero claro! esto sería ser inteligente, sensato y un buen dirigente, y él, está demasiado ocupado rascándose la tripa, para cumplir con su deber ¿Cabe mayor torpeza?


Como cronista de la tribu que es quien esto escribe,  este artículo lo escribo desde la tristeza y desesperanza que, la actual situación que viven mis conciudadanos me inspira. A los dirigentes de la noble tribu de TRINKOLANDIA, no les perdonaré jamás, y siempre haré lo posible por resaltar la traición de la que hacen objeto a su pueblo; ese pueblo que paga sus privilegios y engorda sus barrigas.  


Tampoco dejaré de fustigar al partido opositor; el del monazo Buba-calva; tan culpable como Baboy en la destrucción de empleo y empobrecimiento de la tribu.
Y ¡Cómo no! Tampoco me voy a olvidar nunca del Rey Babón I y su despreciable parentela que, haciendo honor a sus impresentables antepasados, “ni aprenden ni olvidan”, dos circunstancias que a lo largo de los siglos han sido terribles para su pueblo.


 Como aquí no hay ni un solo mono metido en política que merezca la pena salvar, los mando a todos a ¡¡¡Los leones!!! Esperando que no se envenene ninguno cuando se los merienden. ¡¡Ascazo de gentuza!!
FIN

 Queridos lectores: Os deseo a todos una feliz semana.

viernes, 10 de mayo de 2013

TRINKOLANDIA....II PARTE








TRINKOLANDIA......
II PARTE
Los habitantes del país languidecían llenos de tristeza y desaliento; sin ilusiones, ni esperanzas. Algunos los más jóvenes se arriesgaron a internarse en lo más intrincado de la selva, tratando de escapar de aquella desgraciada tribu. Los más viejos se resignaban a vivir con la amenaza del hambre y el abandono, pendiendo sobre sus cabezas. Mientras, la clase dirigente con el rey Bobón I  y su familia a la cabeza, robaban a manos llenas sin importarles un ardite las necesidades del pueblo.



El primer ministro Baboy encerrado en su lujosa choza, se negaba sistemáticamente a bajar los impuestos aun cuando veía como el pueblo sufría, y la miseria se enseñoreaba de los pobres monitos. Los  impuestos confiscatorios que su ministro Bobontoro aplicaba al pueblo, a los únicos que beneficiaban eran a ellos y a sus amigotes, y hacían que el resto de simios viera empeorar sus condiciones de vida.
Algunos ancianos de la tribu intentaron hacerle razonar, pero fue en vano; él solo admitía a su presencia a las monas, Boba-yita y Boborés de Bohedal. Ambas se habían dado cuenta que si seguían haciéndole la pelota tan requetebién como hasta entonces, tenían el puesto asegurado para mucho tiempo.

Todas las mañanas Boba-yita se despertaba al alba para prepararle el desayuno a su amado Baboy. Le ofrecía una degustación de exquisiteces que las monitas cocineras habían elaborado durante la noche. Lo que más le gustaba eran las jugosas frutas maceradas en sangre de murciélago, los pétalos de rosas en almíbar con salsa de menudillos, el licor de fruta de la pasión al aroma de lagarto albino, amén de la mermelada de fresitas con musgo de las cumbres que era su preferida, y que la vicepresidenta, le extendía amorosamente sobre las tiernas hojitas de bambú. Boba-yita era una experta en adularle y mientras Baboy engullía el desayuno con desenfreno, ella le informaba de lo que él quería oír; que todos los monos de la tribu le adoraban, que les sobraba la comida, que eran muy felices y estaban encantados con su gobierno y blablablabla…….


Luego llegaba Boborés de Bohedal y seguía dándole coba otro rato más… Después se volvía a tumbar en su Chaise – longe que ya estaba medio rota de tanto uso, y se echaba una siestecita hasta la hora de comer. A eso del mediodía recibía a su ministro preferido; El ministro de Injusticia. Este sujeto era junto con el ministro de finanzas Bobontoro, lo peorcito de la tribu; Se hacía llamar Don Baberto Bobardón, y llevaba ocupando puestos de poder, desde que le salió el primer diente. 


Era descendiente por parte de padre de un orangután que había sido ministro, y por parte de madre era nieto de la mona Chita. Esto le hacía estar muy orgulloso de su estirpe y su pedigrí, y se pasaba el día hablando de ello dándose importancia. Era tan vanidoso, tan vanidoso, que los demás apenas le podían soportar. Pero cuando Baboy le recibía, Baberto dejaba de fardar, y se convertía en un perfecto pelota.


Hacía cualquier cosa en vez de cumplir con su obligación, y miraba para otro lado cuando alguna injusticia flagrante se producía en sus narices ¡¡Cualquier cosa, antes que indisponerse con sus cuates!!
La tribu estaba hundida y dividida como nunca, y así fue como los ambiciosos mandriles, viendo el lamentable espectáculo que daban los gobernantes, se envalentonaron y pidieron la independencia, pues querían formar su propia tribu; eso si, llevándose toda la riqueza que aún quedaba. 



Su caudillo Mas- Mandril I, se creía un mono superior porque su aullido era
diferente al de los demás, sonaba algo así como (scoltiiiiiiiii, lapelalapela), además tenía el culo rojo y pelón, y el muy lerdo, interpretaba esa diferencia, como si fuera un don superior. En realidad se trataba de un feo y mugroso ejemplar de mandril que, como todo el mundo sabe, son los bichos más repulsivos y traicioneros del mundo simiesco. Pero también se rodeó de una camarilla de sucios y repelentes monos en la que había gran profusión de monas descaradas e ignorantes, monas "chonis", y las pelanduscas más tiradas de toda la vecindad. Entre todos, le hicieron creerse el Mesías de la tierra prometida de los mandriles, y ahí siguen… dando guerra, y poniendo los nervios de punta a los que no son como ellos; unos traidores, ignorantes, avariciosos, piojosos y lame culos sin remisión.


Baboy mal aconsejado por su ministro favorito Baberto, empezó a ensayar un aullido especial para rivalizar con Mas-mandril, y al final consiguió que de su hocico saliera una especie de silbido que sonaba como (sbisbisbisss, vamejorvamejor, sbissbis) que nadie podía entender pero que, el malvado Baberto le dijo que quedaba, muy fino y muy chic. Cuando Mas-mandril I, le pidió una entrevista, lo único que se le ocurrió fue desafiarle a una sesión de aullidos, jugándose la escisión de la tribu de esta mezquina manera. Todavía sigue la competición… pero al parecer y según los entendidos, Mas- mandril va ganando por puntos.


Entre tanto, el Rey Bobón I se dedicaba a pendonear con todas las monas jóvenes y rubias que se le ponían a tiro, dejando de lado a la Reina Bobona que, hacía como que no se daba cuenta. Especialmente escandaloso fue cuando en lo más profundo de la crisis económica de su pueblo, cuando muchos de sus ciudadanos pasaban hambre y calamidades, se tuvo noticias de que andaba zascandileando por ahí con una mona de alto standing (rubia por supuesto) que se hacía llamar Princesa Bobina. 


Se trataba de una babuina de la alta sociedad que se las daba de fina, pero que en realidad, era una pelandusca aprovechada que se dedicaba a vivir a costa de los decrépitos monos más poderosos. En el transcurso de los preliminares amatorios, cuando quiso demostrarle su ímpetu amoroso, el Rey Bobón saltó desde una liana dándose golpes en el pecho mientras gritaba ¡¡Mira Bobina, mira como salto!! …. Patacrafffff… El  golpazo que se oyó, despertó a todos los animales de la selva que, creyeron que un terremoto hundía el cielo sobre sus cabezas. 


Pero no, no era un terremoto, se trataba  del ruido que produjo la estrepitosa caída del monarca, en la que estuvo a punto de matarse, y en la cual se fracturó una de sus patas, teniendo que ser evacuado por sus acompañantes para que le asistiera su curandero particular… ¡faltaría más!
Por su puesto se encargó un juego de muletas de diseño que aún están pagando los monitos de la tribu, y que como no podía ser menos, costaron un riñón…. Continuará.

viernes, 3 de mayo de 2013

TRINKOLANDIA Y LA TRIBU DE LOS BOBONES.






Érase un lejano país llamado Trinkolandia, situado por la madre Naturaleza en un privilegiado lugar. Lo tenía todo; ríos, montañas, sol, nieve, mares…. Durante un largo periodo fue gobernado por un siniestro personaje, mitad tití y mitad babuino que, rigió los destinos del pueblo con férrea y dura mano. La tribu pasaba hambre y calamidades sin cuento, los pequeños crecían sin saber su historia y con graves carencias nutricionales. Todo era miseria y tristeza en aquel maravilloso lugar, solo oscurecido por el sufrimiento de sus habitantes, y la baja estofa de sus dirigentes.
Allí, solo los miembros de la tribu más cercanos al mandamás y sus  allegados, comían bien, y vivían con desahogo. El resto trabajaba de sol a sol, viéndose obligados a emigrar a tierras lejanas, abandonando a sus familias, para ir a buscar el sustento y no morirse de hambre y miseria. La libertad, ese bien supremo, no existía, y el pequeño personaje se perpetuó en el poder al frente de la tribu hasta su muerte. Como todos los seres mediocres trató de dejar todo atado y bien atado, eligiendo para que siguiera su estela y reglamentos, un joven y rubio ejemplar de simio, descendiente de una aristocrática familia de babuinos.
El joven simio fue educado bajo la égida del añoso gobernante, en un infructuoso intento de dar continuación a lo que según él, era mejor para  la tribu.


A la muerte del decrépito personaje, el aristocrático babuino asumió el poder a título de rey con el nombre de Rey Bobón I de Trinkolandia.
Los habitantes de Trinkolandia lo recibieron con una mezcla de esperanza y escepticismo y muchos vaticinaron un fugaz reinado. No obstante el rey Bobón se afianzó en el poder y permitió una rebaja de sus poderes para contentar a los mandriles que, junto con los orangutanes eran los más contestatarios. 
Los mandamases de la tribu pronto se ocuparon de cambiar las leyes y promulgar otras nuevas, para garantizar la impunidad a toda la clase dirigente, y que pudieran cometer sus latrocinios sin temor a ser juzgados por ello. 




El primer ministro de la nueva era, fue un chimpancé bastante honrado y leal llamado Bobarez; un poco ingenuo, pero bien intencionado. Duró poco; los mismos que él ayudó a subir, le abandonaron cuando no lograron las riquezas que pretendían. Le sucedió en la jefatura del Gobierno, Gorila Gongalez, un cruce de mono bonobo y gorila de Gambia, que era más listo que el anterior, pero mucho más malo.
Durante el largo periodo de su jefatura permitió que los monos de su familia, allegados, simpatizantes, monas pelanduscas, monos depravados y demás fauna, robaran a manos llenas, dejando la tribu al borde de la hambruna.


Después de unas reñidas elecciones en las que se enfrentó a un mono pequeñito, mezcla de mono araña y mono aullador, pero con muy mala leche, perdió la jefatura a pesar de que prometió a sus votantes que si salía elegido, les premiaría con unas mondas de bananas.
El pequeño ganador de nombre Baznarín, gobernó la tribu con mano firme en los primeros tiempos. Se propuso que todos los primates estuvieran ocupados ya que, no quería ver a nadie ocioso. Los puso a casi todos a construir refugios con ramas y hojas de banano. Tantas construyeron que pronto los precios subieron a las nubes. Si antes un refugio familiar se conseguía pagando con dos támaras de bananas, y tres docenas de papayas, a partir de ese boom inmobiliario, las pobres familias tenían que entregar a los constructores, veinticinco támaras de bananas y doscientas papayas. Esto hizo que las familias de monos estuvieran entrampadas hasta las cejas, y tuvieran que dar parte de su alimento a los incansables amigos del nuevo mono-fuerte, so pena de ser desahuciados, y dejados a la intemperie.



Aparentemente la economía había mejorado y nuestro héroe se dedicó a viajar a las tribus cercanas, inflado de vanidad y suficiencia. Se convirtió en un mono viajero; siempre estaba de aquí para allá. A quien más le gustaba visitar era a un desagradable mandril llamado Bus-bus que dirigía la tribu más poderosa conocida. Era terrorífico, siempre estaba metido en trifulcas contra los más débiles, demostrando de esta forma su poderío.
Pero nuestro pequeñín se cansó de su cargo y decidió abandonarlo dejando en su lugar a uno de sus más significados pelotas; Baboy.
Baboy era un mono de gran envergadura mezcla de mono de borneo y gorila de las llanuras. Era grande y peludo, de aspecto intimidante y de aparente laboriosidad.
No obstante estar casi convencidos de que los primates votantes le elegirían como nuevo jefe, un inesperado acontecimiento vino a dar al traste con las expectativas. Un terrible atentado provocado, acabó con la vida de 200 integrantes de la tribu y dejó malheridos a 1500 más. Fue un crimen organizado con el único fin de alterar la voluntad de los monos votantes que, tenían que elegir jefe a los dos días. Los estupefactos primates, manipulados desde las sombras por las perversas mentes de los que organizaron el asesinato, hicieron exactamente lo que estos habían previsto, y salió elegido nuevo primer Ministro un desconocido y sonriente mono, mezcla de macaco y mono ardilla, de nombre Batatero. Quizá si sus votantes hubieran sabido que la mezcla de ambas especies es letal, y solo da monos medio lelos, se lo hubieran pensado un poco, pero ¡Claro! nadie se lo advirtió. 


Cuando el sonriente personaje asumió el poder y empezó a cometer locura tras locura, los habitantes de Trinkolandia se empezaron a dar cuenta de la ruina que se avecinaba. Batatero repartía los plátanos y el alimento de su pueblo entre sus amigos y pelotas más cercanos, que a su vez, lo despilfarraban de la forma más irritante que imaginarse puedan. Nombró ministras de las más absurdas tonterías, a una colección de monas de las más tontas y mediocres que encontró y que, apenas sabían hacer nada. Solo estaban preocupadas en hacerse mechas rubias en sus pelambreras para rivalizar entre ellas.
Con este panorama dirigente, la tribu cayó en el más absoluto caos, dilapidando en poco tiempo las reservas de alimentos, y dejando a los pobres monitos viejos, enfermos y desheredados de la fortuna, al borde de la miseria.


El pueblo llano se mesaba la cabeza clamando horrorizados al hechicero de la tribu más cercana algún remedio para desalojar del poder a semejante colección de idiotas. Acuciados por las tribus de los alrrededores que estaban alarmadas por el despilfarro de la clase dirigente, Batatero decidió convocar elecciones anticipadas donde ganó con mayoría absoluta el primate Baboy.
Los pobres monitos respiraron aliviados ¡Nada podía ser peor que el anterior periodo! Craso error.
Lo primero que hizo Baboy fue rodearse de una cohorte de anodinas monas y monos, más preocupados de sus trajes y sus look, que de arreglar el caos económico en el que estaba sumida la tribu. Inmediatamente subieron los impuestos de la forma más vergonzosa posible, dejando a las pobres familias simiescas al borde del colapso. Cerraron las escuelas de monos o las redujeron a la mitad, dejaron sin asistencia sanitaria a los pobres enfermos y lesionados. Prohibieron casi todo. No se podía trabajar porque no había trabajo. Los simios pasaban hambre y eran echados de sus refugios dejándolos sin techo donde guarecerse en las largas y frías noches…


Mientras, el primer ministro Baboy, se hizo instalar en su choza una elegante chaise- longe, donde pasaba los días tumbado, mientras era abanicado por la vicepresidenta Boba-yita, una mona pequeñita y regordeta con muy malas pulgas, pero que le adulaba como nadie. ¡Había que verla con que esmero le quitaba las miguitas y los piojillos que anidaban en sus largas barbas!
Esta cercanía despertó pronto los celos y la rivalidad de la mona- secretaria: Boborés de Bohedal que, se empeñó en desacreditar a la monita preferida de Baboy, pero no lo consiguió, aunque a punto estuvo. Entonces para ganarse sus favores, se dedicó a esparcir ramitas de muérdago y pétalos de flores al paso de su jefe lo que complacía mucho a este y le hacía creerse un nuevo Cesar redivivo. Un día estuvieron a punto de arrancarse la pelambrera entre ellas, mientras rivalizaban y le adulaban sin descanso. Fuera el pueblo sufría, y ellos se dedicaban a decir que todo iba a ir mucho mejor en el futuro mintiendo descaradamente. Lo que hacían las ministras era irse de compras por el barrio de las Monas elegantes, y tomar el té en Embassy un lujoso local donde acudían los monos ricos y todos los pijos de la tribu.
Baboy dejó las finanzas en manos de lo peorcito que encontró; un mono pelón de nombre Bobontoro, descendiente de un ancestro mordido por un vampiro transilvano, que le legó como rasgo genético principal, además de cara de vampiro, el vicio de chuparle la sangre a todo bicho viviente. Y en esas andan… Continuará