Érase una vez un muchacho moreno y aplicado, nacido en el levante de Dormilandia. Fue un buen estudiante en su primera etapa y en la Universidad, donde estudió Derecho. Fue allí donde le picó el gusanillo de la política, y a ella se dedicó desde muy pronto, pasando a desempeñar los siguientes cargos.
A saber:
Concejal del Ayuntamiento
Diputado en el Congreso
Consejero de Cultura, Educación y Ciencia
Secretario de Estado para las Administraciones Territoriales
Diputado Nacional y Vicepresidente Primero del Congreso
Delegado del Gobierno en su Comunidad
Con este curriculum abrumador se presentaba nuestro Paquito Campa-Nudo, ante los ciudadanos de a pie que, ¡pobrecitos ellos!, no podían mostrar en su historial más que trabajo y esfuerzo, en algún anónimo y oscuro trabajo. ¡Que bien vestido y que colocado aparecía en los reportajes y en las fotos!.
Los políticos son unos personajes que una vez instalados en los engranajes de sus sucesivos cargos, se aíslan y se cierran en un circulo, donde la inmensa mayoría de los mortales no tiene acceso. Ellos se creen seres superiores tocados por la "Gracia de Dios". Van pasando de cargo en cargo en un perverso juego de la Oca en el que siempre les toca ganar. Solo tienen que ser leales y buenos pelotas de sus jefes de filas. Los demás mortales que, pagamos para que ellos hagan como que nos defienden, les vemos como seres inaccesibles y en mi caso concreto también, con bastante desprecio, con honrosas excepciones.
El Señor Campa-Nudo se rodeo de varios amigos afines, que le montaron un tinglado en sus narices. Funcionaba de esta manera. Todos los eventos los organizaban los amigotes, llevándose unos suculentos beneficios evidentemente. Su amigo Mostacho se hizo rico y su amigo Correoso igual. Todo esto presuntamente¡ Claro está!. Él por su parte era agasajado con "trapitos varios", e igualmente su hombre de confianza el señor Costales.
¿ Y digo yo?.¿ Acaso no le llegaba el suntuoso sueldo que cobraba para pagar sus "trapitos"?.
Sinceramente creo que, se vuelven tan soberbios y presuntuosos que creen que pueden hacer todo lo que quieran. Hay que ser poco inteligente para pringarse por tan poca cosa.
No se ustedes queridos lectores, pero yo estoy en contra de todos los políticos implicados en casos de corrupción, sean del partido que sean.
Sinceramente pienso que, mientras no se reformen las leyes para que todos los que sean juzgados y condenados, sean inhabilitados de por vida para cualquier cargo público, devuelvan lo robado e ingresen en la cárcel si así lo merece su delito, no cambiarán las cosas.
También estoy a favor de que los políticos que, gasten más de lo que deben y dejen endeudados a los pueblos y ciudades, sean juzgados.
Si no se toman drásticas medidas seguiremos con el cachondeo de siempre, y seremos nosotros los ciudadanos los que paguemos con nuestros impuestos sus lujosos trenes de vida y caprichos diversos
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