domingo, 28 de septiembre de 2014

Bye, Bye, Gallardón.






Gallardón dimite y los incautos de turno lanzan las campanas a repicar. “¡Por fin un político decente!” “Gallardón el más capacitado de los ministros” blablablá… La prensa en general y algunos medios en particular, se han hecho eco de la noticia loando su coherencia y valores democráticos.
Yo, que he sufrido como funcionaria del Ayuntamiento de Madrid sus desmanes, alucino. Gallardón es el peor jefe que uno puede desear; se saltó a la torera el Convenio Colectivo firmado, rebajó los sueldos, anuló los pocos privilegios que habíamos conseguido a través de los años de duro trabajo y escaso peculio, y no contento con eso, creó un ejército de enchufados a dedo (Red 6000) que se dedicaban a “optimizar recursos”. Ellos llamaban así pomposamente al cometido de “este cuerpo de funcionarios a dedo” que, cobraban 6000 € mensuales  y que no eran sino una red de chivatos, incapaces, vulgares e ignorantes. Aún recuerdo a uno de ellos que yo padecí directamente y que se limitaba a comer pringosos bocadillos de panceta y lanzar eructos en mi cogote. Era tan ignorante que no sabía ni en qué consistía el trabajo que yo hacía en mi ordenador y se colocaba a mis espaldas mirando y tratando de entender, en qué consistía mi cometido. Obviamente era tan arrogante y tan fatuo, que en ningún momento me preguntó que hacía. 


Gallardón endeudó Madrid para los restos y no me vale lo que algunos dicen defendiendo su gestión. A mí me parece bien el soterramiento del Río Manzanares y la reforma de la M-30, la autovía que circunvala la capital, pero me parece un derroche innecesario el traslado del Consistorio al Palacio de Correos. Eso fue un acto de megalomanía de este individuo que talmente se creía un nuevo Julio Cesar redivivo.
Cuando fue nombrado ministro de justicia prometió que la elección de jueces correría a cargo de estos, para que la JUSTICIA fuera independiente: hizo lo contrario. Pactó con sus amiguetes del PSOE el reparto proporcional en los altos tribunales para así seguir mangoneando a sus anchas. Eliminó la Justicia gratuita lastrando a los ciudadanos con tasas exorbitantes, indultó a diestro y siniestro a narcos, terroristas y delincuentes varios.
Díganme ¿aún les parece buen político este mequetrefe?


He de decir que cuando redactó el borrador de la reforma de la Ley del aborto yo no salía de mi asombro. No considero a este hombre tan sensible y humano como para que le importen las vidas de los no nacidos.
Me imagino que en el PP le han “hecho la cama” para acabar con su carrera política. Gallardón no ha dimitido, lo han dimitido que es diferente. Es un personaje ególatra e incómodo y a Rajoy le estorbaba. Eso es así; le han dado cuerda para que se ahorque él solito. Gallardón volverá, no les quepa duda.
¡Por cierto! Rajoy ha hecho bueno a ZP. Nunca me hubiera imaginado tanta infamia. Ha seguido exactamente la senda del “oteador de nubes”. Pienso que, para más de lo mismo, nos podríamos haber ahorrados la pamema de las elecciones generales.
Feliz semana.

jueves, 11 de septiembre de 2014

"Querido Emilio..."




Ha fallecido el banquero Botín y toda la información del día de hoy se centra principalmente en su figura. Todo lo que leo en la prensa son frases halagadoras para el finado. Desde nuestro Monarca Felipe VI, pasando por todos los personajes públicos de la política y la empresa, no hay ni uno solo, que no glose sus valores como banquero, mecenas, hombre dialogante, simpático y amable en las distancias cortas, etc.etc.etc.



Sin pretender negarle al difunto sus valores empresariales que obviamente debió tener, yo quiero resaltar otra faceta de la que al parecer, nadie se acuerda.
Yo no olvido que el señor Botín y su familia estuvieron encausados por evasión de capitales (ya saben; una cuenta en Suiza con unos buenos milloncitos que al parecer se olvidaron que tenían) Como era de prever la cosa no prosperó y la familia pudo regularizar su fortuna con la aquiescencia del Ministro de Hacienda de turno.
Tampoco olvido que su segundo, Alfredo Sáez, estuvo condenado y fue indultado ¡Cómo no! Por el Gobierno del momento. 


Botín se amoldaba al poder como un traje hecho a medida. Le daba igual Juana que su hermana. Quizá sin esta facilidad para “contentar” a unos y otros, las cosas hubieran sido diferentes.
No conocí al señor Botín y no puedo opinar sobre su persona: si conocí su banco (Santander) y puedo decir que, el banquero, no era tan amable ni tan complaciente con los pequeños ahorradores que le confiaban sus magros depósitos.

Yo estuve a punto de perder mis modestos ahorros  al confiarle mi escuálido plan de pensiones. Durante un año que lo tuve en una de sus oficinas, solo tuve perdidas; es decir, ahorré durante doce meses para el señor Botín y su rica familia. Obviamente salí huyendo de la entidad en cuanto pude con el firme propósito de no volver nunca más.
Ningún político lameculos se acuerda de nada negativo del fallecido; deben deberle muchos favores. Créditos a sus partidos y créditos personales de los que nunca sabremos, pero seguro que haberlos, “haylos”.
 


Nunca he gozado del tan cacareado mecenazgo del personaje, ni nadie que yo conozca tampoco. Pienso que las becas y demás solo habrán beneficiado a los hijos de sus amigos y simpatizantes. En cualquier caso, yo a diferencia de Salvador Sostres en su artículo del  periódico El Mundo, no encuentro ningún atractivo en un personaje podrido de dinero, solo interesado en amasar más dinero a cualquier precio. Su vanidad se atisba detrás de su larguísima lista de pomposos y rimbombantes apellidos.
Me parece  que fue un hombre henchido de autosuficiencia y altivez al cual su dinero no pudo prolongarle la vida.
D.E.P. y como lo cortés no quita lo valiente; mis condolencias a sus deudos.